Uno
de los pueblos más bonitos de la Región, cuenta con un alcalde que está a la
altura
Hay personas que, sin querer, causan
buena impresión, y dejan ver que la humildad es un valor que jamás pasará de
moda. Que en cada palabra que pronuncian, tienen la capacidad de deleitar a los
demás con su educación. Que luchan por conseguir sus objetivos. Que se muestran
honestas, sinceras, transparentes. Qué gusto encontrarse con personas así, y
más aún si se trata de política. José Rafael Rocamora, alcalde de Cehegín, es
de ese tipo de personas, y yo he tenido el placer de plantearle una serie de
cuestiones que despertaban en mí cierta curiosidad. Iba preparada para
encontrarme con un político como esos que aparecen día tras día en televisión,
serios, aburridos, estirados, distantes… Y me encontré ante un hombre de 31
años cercano, amable, agradable y risueño. Qué grata sorpresa. Qué bueno es
comprobar que la persona encargada de representar a miles de personas, está
perfectamente capacitada para hacerlo.
José Rafael, natural de Cehegín, es
licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Murcia, donde también
adquirió el Certificado de Aptitud Pedagógica. Se presentó a oposiciones para
secundaria, y trabajó como profesor de economía en bachillerato. De esta
manera, podía compaginar su formación académica con una de sus vocaciones: la
educación. No obstante, desde hace unos años, tiene abandonada la docencia, y
es que no tiene tiempo para más. En las pasadas elecciones municipales, el
Partido Socialista resultó vencedor en Cehegín con él como alcalde. También
tiene el título de corredor de seguros, y compatibiliza las funciones de la
alcaldía con su puesto como gerente en la empresa familiar “Seguros Rocamora”, dedicada
a la correduría de seguros. En cuanto a su vida personal, está casado, y
recientemente se ha estrenado como papá primerizo de una preciosa niña de ojos azules.
Me interesaba
averiguar cómo nació la relación entre José Rafael y la política, y si era ésta
su verdadera vocación. Resulta que desde los 15 años, edad a la que fue elegido
Secretario General de las Juventudes Socialistas del municipio, siempre ha
tenido cargos de representación política dentro del Partido Socialista de
Cehegín: “Me recuerdo prácticamente toda la vida vinculado a la política.
Siempre ha sido algo que ha formado parte de las conversaciones en casa. Mi
padre, al principio de la democracia también fue concejal del ayuntamiento. La
política siempre ha formado parte de los debates en casa a la hora de comer, a
la hora de cenar…” La política
local, concretamente, es lo que siempre ha llamado su atención por el hecho de mantener un contacto
directo con el ciudadano, “me gusta conocer a la gente que se acerca a
comentarme un problema, saber quiénes son, quién es su familia…” Tanto es así,
que, en principio, no contempla desempeñar “ninguna trayectoria política a
nivel regional, y muchísimo menos a nivel nacional”, y con firmeza y
determinación añade: “Yo pienso que la política debe ser algo circunstancial en
la vida de una persona, algo muy coyuntural para desempeñarlo bien, para
desempeñarlo realmente con ilusión. Después de mi paso por la alcaldía concibo
mi vida de nuevo dedicado al cien por cien a mi negocio, a mi familia y a mis
hobbies, que los tengo completamente abandonados desde que fui elegido alcalde
de Cehegín”.
Una vez dentro
del amplio mundo de la política, me pregunto cómo surge la idea de querer ser
alcalde, y qué hace que alguien quiera estar al frente de la administración
política de su pueblo pese a todas las responsabilidades, obligaciones y
críticas que ello conlleva. En el caso de José Rafael, el hecho de verse
candidato a la alcaldía fue “casi como un proceso natural, una secuencia lógica
de los acontecimientos”. Aun así, afirma que en el momento de tomar la decisión
definitiva, “influyen muchísimas cosas”, y que lo primero que se necesita es,
como para todo lo que se quiere que salga bien, tener ganas. Asimismo,
considera que es necesario verse a uno mismo y a la gente que forma el equipo,
lo suficientemente capacitados para intentar cambiar la realidad y mejorar el
municipio. “Lo primero es tener ganas; lo segundo tener ideas; lo tercero tener
apoyo de tu partido; y lo cuarto es ser capaz de convencer a tu familia, esa
asignatura todavía la tengo pendiente”. Explica que su familia querría que él
viviese más tranquilo, con menos problemas de los que supone la alcaldía, y con
más tiempo para pasar con ellos. Sin embargo, la vocación, la ilusión por
cambiar Cehegín y el empuje de los compañeros, están incluso, a veces, por
encima de lo que dice la familia, no porque lo que digan no sea importante,
“pero uno piensa que la familia al final siempre va a comprender lo que haces,
y que hagas lo que hagas siempre va a estar ahí”.
Además de ganas,
ideas, e ilusión, para ser alcalde y llevar un negocio adelante de forma
simultánea, también hace falta una buena organización. “La clave está en
trabajar mucho”, asegura. José Rafael no dispone apenas de tiempo libre, y los
sábados y domingos, trabaja “prácticamente al mismo ritmo que el resto de la
semana”. También habla de la importancia de contar con buenos equipos a nivel
de empresa y a nivel de ayuntamiento, así como de la delegación de funciones.
Desde que ganó
las elecciones, la vida de José Rafael ha cambiado mucho, no sólo por aspectos
relacionados con la política, sino también por factores personales, como
es el hecho de haber sido padre. Así, lleno de orgullo, ternura, y un sinfín de
sentimientos propios de un padre encaprichado con su hija, lo manifiesta él
mismo: “He sido padre hace seis meses. Eso también supone un cambio grandísimo
en la vida de una persona”. Por otra parte, convertirse en alcalde es también
pasar a ser un personaje público; personaje que despierta el interés y la
curiosidad de la población, que se fija en todo lo que hace, y en la
gente que pertenece a su entorno más cercano, y es justo esto último lo que
menos le agrada. “Desde el mismo momento en que eres alcalde, especialmente en
un pueblo, pierdes muchísima intimidad. Eres un personaje público, la gente se
fija absolutamente en todo lo que haces: dónde vas, dónde compras, dónde cenas
con tu mujer, qué tipo de coche llevas, qué tipo de ropa llevas… Y bueno, no me
importa esa exposición pública porque en realidad, yo no tengo nada que
ocultar. Que sufra esa exposición pública yo, entra dentro de lo normal, pero a
veces, esa exposición la sufre también gente que está en mi entorno y que no ha
decidido dedicarse a la política como sí lo he hecho yo. Desde ese punto de
vista, lo llevo peor. Es decir, que no es tanto por mí como por esa gente que
me rodea y que me quiere”.
Como todo en la
vida, desempeñar este cargo tiene sus más y sus menos. Dentro de lo positivo
que la alcaldía trae consigo, José Rafael sitúa el “conocimiento polifacético”
que está adquiriendo, el aprendizaje sobre temas que anteriormente desconocía,
y la posibilidad de conocer a mucha gente, que, a su vez, le está permitiendo
desarrollar habilidades a la hora de tratar con personas, y de saber cómo
hacerlo para intentar siempre llevarse lo mejor posible con cada una de ellas.
Dentro de lo negativo, sitúa una inevitable consecuencia del contacto directo
con la gente, que en muchas ocasiones, va a trasladarle sus problemas
personales, y realidades muy crudas causadas por la situación de crisis
económica que se está atravesando. “Es difícil que no te lleves los problemas a
tu casa, y es difícil que esos problemas no te ronden la cabeza cuando te
acuestas por la noche”, declara con pesar.
Lo que no le
resulta difícil al alcalde de Cehegín, es saber llevar las críticas. Aunque
confiesa que nunca gustan, las considera necesarias. Distingue dos tipos de
críticas: “las críticas de aquellos que hagas lo que hagas te van a criticar,
porque siempre lo van a ver todo mal, porque tienen otro tipo de intereses,
porque les gustaría que gobernase su partido...” y “las críticas de la gente
que quiere lo mejor para el equipo, para el proyecto y para Cehegín”. Las
primeras no le preocupan en absoluto y las ve normales dentro del juego
político, siempre y cuando no traspasen la línea de lo personal. Las que
pertenecen al segundo tipo son las que ve realmente indispensables y son las
que sí le preocupan. “Cuando uno está en un puesto como el mío, surgen
muchos amigos, amigos que no sabes que tenías, y una cantidad de relaciones y
de gente que se acerca con algún tipo de interés… Entonces, creo que de vez en
cuando, uno tiene que darse un baño de críticas, por decirlo de alguna manera,
y llamar a aquella gente que sabes que te va a decir la verdad, que te aprecia,
que te quiere y que va a ver las cosas de una manera neutral. Salir de ese
cúmulo de alabanzas que te hace la gente que está a tu alrededor y tomar nota
de lo que esa otra gente te dice. Esas críticas las veo necesarias.”
Para finalizar,
quería saber de qué manera desconecta José Rafael de la política, y si tiene
alguna afición. Cuenta entre risas que tiene muchos hobbies, pero que los tiene
abandonados. Entre ellos, está el fútbol sala, que califica como “una
medicina”, pero desafortunadamente, la falta de tiempo ha hecho que tenga que
sacrificar el deporte. “Quiero retomarlo porque me viene muy bien no solamente
desde el punto de vista físico, sino también como una terapia desde el punto de
vista psicológico”. Otra de sus aficiones es la lectura, aunque últimamente
solo tiene tiempo para leer por obligación. “A modo anecdótico, te comentaré
que hay un libro que me leí hace muchísimo tiempo que me gustó mucho, quizás
también por el momento y los sentimientos que tenía cuando lo leía, era ‘La
Sombra del Viento’, de Carlos Ruiz Zafón. Hace un par de meses quise leerlo de
nuevo para refrescar aquellos sentimientos que en su momento me causó, y lo
tengo a medias porque cuando por las noches consigo sacar un ratillo para
ponerme a leer, enseguida me quedo durmiendo”. Otra cosa que le gusta es “comer
bien, y sobre todo, en buena compañía”, porque le encantan las sobremesas. “La
tertulia posterior con unos buenos amigos. Eso me produce muchísimo placer”.
Ha sido un
auténtico placer tener la oportunidad de entrevistar a José Rafael Rocamora. Su
cercanía y su simpatía han hecho que me quede con un muy buen sabor de boca
respecto a la política local actual de mi pueblo, de Cehegín.
En resumidas
cuentas, hay personas que están justo donde deben estar, en el momento y en el
lugar adecuados. Hay personas a las que les enorgullece realizar su trabajo, y
que intentan hacerlo siempre de la mejor manera posible. Hay personas con
ganas, con ideas y con iniciativa. José Rafael es de esas personas, de ese tipo
de políticos que representan a los ciudadanos de una forma digna. Ojalá más
políticos reunieran esas características. Ojalá más políticos fueran de ese
tipo de personas.
Luego, hay
personas que no entienden de intereses políticos, pero sí entienden de la
necesidad de una sociedad buena y justa. Que quieren que quien las represente,
lo haga pensando en el bien comunitario. Dentro de ese tipo, me encuentro yo, y
quiero pensar, que la mayoría de la población también. Y humildemente creo, que
José Rafael está haciendo todo lo posible por defender nuestros intereses de la
forma más adecuada.